Nuestra visita a la Alhambra ofrece esta historia, por supuesto, pero la Alhambra también ofrece la oportunidad de reflejar el paso del tiempo. Durante siglos, sus rojos muros han resguardado a soldados, reyes, clérigos, artistas y visitantes.
La Alhambra se asienta sobre unos collados por encima de la ciudad de
Granada. Lo que empezó como una simple fortaleza acabó convirtiéndose en un gran
complejo palaciego con múltiples salones, dormitorios, patios y jardines. Antes
de ser una residencia real en el siglo XIII, la Alhambra era una fortaleza, la Alcazaba.
Allí vivían los oficiales del ejército. Todavía hay restos de sus cuartos y
baños y también algunas balas de cañón que los soldados de Napoleón dejaron durante su
ocupación de España y la Alhambra. Hoy algunas banderas ondean al viento en la
parte más alta. Ofrece una vista bellísima de la sierra y de la ciudad.
La Alhambra se expandió para acomodar a los habitantes reales a partir
del siglo XIII. Los reyes nazaríes construyeron los palacios, el famoso Patio
de los Leones y la bellísima alberca en el Patio de los Arrayanes. Este patio,
posiblemente el más conocido de la Alhambra, fue la solución a una exigencia
real imposible. El rey mandó al arquitecto que construyera un palacio en el
cielo. La solución ingeniosa fue la piscina, que refleja el edificio situado detrás,
que aparece como flotando entre las nubes.
Además de la fabulosa arquitectura, la Alhambra presenta una exquisita decoración
árabe. Las paredes están recubiertas de azulejos de Fajalauza, un antiguo
estilo granadino de cerámica con diseños de escritura árabe y tallas
impresionantes con diversos detalles.