Una experiencia tan necesaria como increíble
Además de todas mis experiencias increíbles
en la ciudad de Granada y aparte del entusiasmo de viajar a otros países de
Europa y explorar culturas nuevas, siempre estoy entusiasmada por regresar con
mi familia española. Mi compañera de cuarto, Maya, y yo hemos tenido muchísima
suerte con nuestra familia española. Siempre estoy muy agradecida por la
situación de vida que tengo aquí. Vivo con tres mujeres, la señora María y sus
dos hijas mayores, Encarna y Yolanda, y por supuesto, no puedo olvidarme de la
perra Tina. Las tres son muy simpáticas, chistosas y serviciales, y puedo notar
que realmente quieren dedicar su tiempo en ayudarnos a mejorar nuestro español.
Tenemos conversaciones variadas durante los almuerzos, momento en el que nos
enseñan vocabulario nuevo y nos corrigen cuando cometemos errores, pero no de
manera áspera, sino de forma sutil y útil.
El
almuerzo es probablemente mi parte favorita del día porque es un tiempo especial
cuando todos hablamos sobre nuestro día, las clases y otras cosas así. Es
gracioso que la conversación siempre parezca acabar con el tema de la comida y
los platos que María o Encarna nos han preparado aquel día. Menciono esta
digresión habitual porque pienso que demuestra como la familia nos muestra su
amor y cariño por la comida que nos prepara. Soy vegana y antes de llegar aquí pensé
que tendría problemas manteniendo esta dieta en España. Estaba dispuesta a
modificar esta dieta cuando llegué porque no quería ser un problema para la
familia. Sin embargo, mi familia inmediatamente modificó su manera de cocinar
para adecuarse a mis restricciones dietéticas. Pareció que Encarna veía mis
restricciones como un desafío que quería aceptar, y empezaba a cocinar sus
“experimentos,” como los llamaba. Todos, y digo todos, estos experimentos suelen
ser fantásticos, de su lasaña vegana a su paella sabrosísima, que comemos cada
domingo. Además, Yolanda nos hace los bocadillos para nuestros viajes, y ella
también quiere experimentar con los ingredientes para hacer que Maya y yo
probemos bocadillos diferentes y creativos que nos gustarán. Por ejemplo, ella se
había dado cuenta de que me encantan las alcachofas, pues me hizo un bocadillo
típico “español” con esta verdura, pero sustituyó el aceite y ajo por la
mayonesa, para hacerlo vegano.
Toda la comida de mi familia es
deliciosa, pero aún si no fuera, todavía estaría agradecida por su buena
disposición de alterar su manera de cocinar, y hasta comer, para hacerme sentir
cómoda y feliz en vuestra, o ahora puedo decir nuestra familia. Para mí era
importante, pero un poco angustioso quedarme con una familia en un país nuevo y
extranjero, pero sigo teniendo experiencias agradables. Maya y yo hemos formado
una relación preciosa con nuestra familia; estas relaciones serían la mejor
parte de mi experiencia viviendo en el extranjero.
By Michaela Winch-Peterson
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