viernes, 2 de mayo de 2014

VIVIR CON UNA FAMILIA ESPAÑOLA

 Una experiencia tan necesaria como increíble
Además de todas mis experiencias increíbles en la ciudad de Granada y aparte del entusiasmo de viajar a otros países de Europa y explorar culturas nuevas, siempre estoy entusiasmada por regresar con mi familia española. Mi compañera de cuarto, Maya, y yo hemos tenido muchísima suerte con nuestra familia española. Siempre estoy muy agradecida por la situación de vida que tengo aquí. Vivo con tres mujeres, la señora María y sus dos hijas mayores, Encarna y Yolanda, y por supuesto, no puedo olvidarme de la perra Tina. Las tres son muy simpáticas, chistosas y serviciales, y puedo notar que realmente quieren dedicar su tiempo en ayudarnos a mejorar nuestro español. Tenemos conversaciones variadas durante los almuerzos, momento en el que nos enseñan vocabulario nuevo y nos corrigen cuando cometemos errores, pero no de manera áspera, sino de forma sutil y útil.
            El almuerzo es probablemente mi parte favorita del día porque es un tiempo especial cuando todos hablamos sobre nuestro día, las clases y otras cosas así. Es gracioso que la conversación siempre parezca acabar con el tema de la comida y los platos que María o Encarna nos han preparado aquel día. Menciono esta digresión habitual porque pienso que demuestra como la familia nos muestra su amor y cariño por la comida que nos prepara. Soy vegana y antes de llegar aquí pensé que tendría problemas manteniendo esta dieta en España. Estaba dispuesta a modificar esta dieta cuando llegué porque no quería ser un problema para la familia. Sin embargo, mi familia inmediatamente modificó su manera de cocinar para adecuarse a mis restricciones dietéticas. Pareció que Encarna veía mis restricciones como un desafío que quería aceptar, y empezaba a cocinar sus “experimentos,” como los llamaba. Todos, y digo todos, estos experimentos suelen ser fantásticos, de su lasaña vegana a su paella sabrosísima, que comemos cada domingo. Además, Yolanda nos hace los bocadillos para nuestros viajes, y ella también quiere experimentar con los ingredientes para hacer que Maya y yo probemos bocadillos diferentes y creativos que nos gustarán. Por ejemplo, ella se había dado cuenta de que me encantan las alcachofas, pues me hizo un bocadillo típico “español” con esta verdura, pero sustituyó el aceite y ajo por la mayonesa, para hacerlo vegano.
            Toda la comida de mi familia es deliciosa, pero aún si no fuera, todavía estaría agradecida por su buena disposición de alterar su manera de cocinar, y hasta comer, para hacerme sentir cómoda y feliz en vuestra, o ahora puedo decir nuestra familia. Para mí era importante, pero un poco angustioso quedarme con una familia en un país nuevo y extranjero, pero sigo teniendo experiencias agradables. Maya y yo hemos formado una relación preciosa con nuestra familia; estas relaciones serían la mejor parte de mi experiencia viviendo en el extranjero. 


By   Michaela Winch-Peterson

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